Historia de Edimburgo
Los primeros conocimientos que se tienen sobre asentamientos en la zona de Edimburgo datan de la época romana. Se han encontrado objetos metálicos y cerámica de finales del siglo I.
Edad Media
Ya en la Edad Media, Edimburgo comenzó siendo un pequeño fuerte que, en el siglo VII, los ingleses capturaron y le dieron el nombre de Eiden's burgh (burgh es una palabra que antiguamente significaba fuerte). No fue hasta el siglo X cuando los escoceses recuperaron esta zona de Escocia.
A finales del siglo XII, Malcolm III construyó el castillo en Castle Rock y comenzó a florecer una pequeña aldea a su alrededor. En el siglo XII ya se tiene conocimiento de Edimburgo como un burgo real, con capacidad de comerciar, un privilegio para la época. Canongate, el burgo vecino, también fue declarado como tal.
La historia de Edimburgo durante la Edad Media fue la época de nacimiento de los frailes, monjes que podían salir del monasterio a trabajar u otras labores encomendadas por sus superiores. En Edimburgo hubo dos órdenes: los Dominicos, vestidos de negro, y los Agustinos, vestidos de gris. Ambos vivían en la zona sur de Edimburgo.
En el siglo XIV el comercio empezó a incrementarse: Edimburgo comenzó a ser conocida por sus prendas de lana, se inició la exportación de pieles gracias al puerto de Leith, el ganado se vendía en Cowgate y los cereales y el heno se intercambiaban en Grassmarket.
A pesar de las continuas luchas con los ingleses (el castillo fue capturado entre 1296 y 1322 y en 1385 quemaron la catedral y el ayuntamiento), Edimburgo fue ganando privilegios y desarrollándose como ciudad. En el siglo XV se declaró capital de Escocia y el rey construyó el primer Palacio de Holyrood.
La lúgubre e insalubre Edimburgo, siglos XVI y XVII
Sobre el año 1500 la población de Edimburgo rozaba las 12.000 personas, cifra que se fue incrementando rápidamente hasta las 15.000 en menos de medio siglo.
Este fue el momento de la historia de Edimburgo en el que comenzó la construcción de la Flodden Wall, la muralla que rodeaba la ciudad con la intención de protegerla de los ingleses, propósito que incumplió en diversas ocasiones.
Con la muralla rodeando la ciudad y una población cada vez más elevada, la única forma de hacer crecer la ciudad era en altura.
En la Royal Mile comenzaron a aparecer las primeras edificaciones de piedra (lands) de entre 5, 8 y hasta 12 alturas. Cuando estos edificios se quedaron cortos, se empezaron a construir casas de madera encima de las existentes.
Además de las continuas luchas con los ingleses y las propias guerras civiles, la densidad de población de la "ciudad de los rascacielos" la convirtió en un nido de infecciones, enfermedades, incendios y plagas. A finales del siglo XVII la ciudad tenía una población de 50.000 personas.
El siglo XVIII, el inicio de la New Town
A principios del siglo XVII, Daniel Defoe, escritor británico conocido por su novela Robinson Crusoe, escribió: "No existe otro lugar en el mundo en el que la gente esté tan apretada como en Edimburgo".
La peste, el tifus o el cólera formaban parte de una población que al grito de "¡Gardy Loo!" (Agua va), lanzaba por la ventana la basura y los excrementos. Una población que utilizaba el Lago Norte (actuales Jardines de Princes Strees) como vertedero de aguas residuales y fuente de agua potable al mismo tiempo. Una población tan densa que, finalmente, no podía hacer nada por sobrevivir.
Fue en 1767 cuando comenzó la planificación de la New Town (Ciudad Nueva). Tras un concurso público, el proyecto de grandes calles paralelas, plazas y jardines de James Craig salió elegido. La unión entre Inglaterra y Escocia, firmada en 1707, dejó de hacer necesarias las murallas.
Con el auge de la Ciudad Nueva, la capital escocesa comenzó a ser una ciudad atractiva para los pensadores de la época. Como ejemplo de facto, entre 1768 y 1771 se publicó en Edimburgo la primera Enciclopedia Británica.
Siglos XIX y XX
Durante el siglo XIX, Glasgow comenzó a ganar importancia industrial en detrimento de Edimburgo. Los sectores más importantes desarrollados en la ciudad eran la imprenta y la fabricación de cervezas. Gremios como los banqueros y los abogados también estaban muy asentados.
La Ciudad Nueva se terminó a principios del siglo XIX y comenzaron a llegar inmigrantes irlandeses. La población en 1850 superaba las 170.000 personas.
Durante esta época se erigieron los monumentos de Calton Hill, la Galería Nacional, el Monumento a Scott y otros puntos de interés.
Ya en el siglo XX se construyeron nuevos museos, centros comerciales y atracciones para el turismo, un sector que empezó a crecer de forma sorprendente a finales del siglo XX.
En 1999, después de 292 años, se inauguró el nuevo Parlamento Escocés. El nuevo edificio se utiliza desde 2004.